Una mostra
dijous, 7 de juny del 2012
Las ranitas
en la nata
Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata.
Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o
flotar demasiado tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio,
las dos ranas patalearon en la nata para llegar al borde del recipiente. Pero
era inútil; sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sentían que
cada vez era más difícil salir a la superficie y respirar.
Una de ellas dijo en voz alta: “No puedo más. Es imposible salir de
aquí. En esta materia no se puede nadar. Ya que voy a morir, no veo por qué
prolongar este sufrimiento. No entiendo
qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril”.
Dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez, siendo literalmente
tragada por el espeso líquido blanco.
La otra rana, más persistente o quizá más tozuda se dijo: “!No hay otra
manera! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo, aunque se
acerque la muerte, prefiero luchar hasta mi último aliento. No quiero morir ni
un segundo antes de que llegue mi hora”.
Siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar
ni un centímetro, durante horas y horas.
Y de pronto, de tanto patalear y batir las ancas, agitar y patalear, la
nata se convirtió en mantequilla.
Sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llegó hasta el borde del
recipiente. Desde allí, pudo regresar a casa croando alegremente.
Jorge Bucay, Déjame que te cuente
Subscriure's a:
Missatges (Atom)